Nos volvimos a reunir en torno a la mesa de La Trobada, donde este año ha vuelto a ser el escenario de las cenas de los viernes.
Resultó un rato más que agradable donde la conversación fluyó, pivotando entre las anécdotas de viajes, planes de futuro estivales, intercambio de
conocimientos astronómicos y de otras Artes y Ciencias, y hasta hubo cabida para las reflexiones sobre el tiempo, la edad y lo verdaderamente importante de la vida.