El meteorito de Ensisheim

En la antigua y dilatada historia de España hay numerosos acontecimientos que dan de sí para elaborar un sinfín de artículos, tal vez, uno de los años que más recordamos todos de nuestra primera etapa estudiantil sea el de 1.492.

En este año España no sólo recuperó el reino de Granada, en manos árabes desde que la ocuparan por las armas allá por el año 711, desde entonces hasta la entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos el 2 de Enero de 1.492, en España o Al-Andalus, nombre con el que la habían bautizado los musulmanes, convivieron, no siempre pacíficamente 3 culturas: cristiana, judía y musulmana. Otro importante acontecimiento fue el descubrimiento de un nuevo continente gracias a la audacia y al tesón del almirante de la mar océana Cristóbal Colón.

Conviene tener en cuenta este hecho, cuando se dice que España ha contribuido poco con la historia de la ciencia, porque además de no ser cierto, cabe recordar nombres como Ramón y Cajal o Severo Ochoa entre otros, el descubrimiento de un Nuevo Mundo cambiaría no sólo la geografía y cartografía del orbe terrestre, sino también la economía y la historia de la vieja Europa.

Pero el 7 de noviembre de 1492 también hubo otro acontecimiento importante, esta vez astronómico, la caída de un meteorito en la ciudad alsaciana de Ensisheim.

Este fenómeno fue visto en su viaje hacía Italia por el pintor alemán Albert Durero, tal como recoge el profesor Owen Gingerich. Durero lo pintó en una tabla en la que por la otra parte aparece un San Jerónimo Penitente. La parte astronómica del cuadro permaneció oculta durante varios siglos, hasta que su propietaria la National Gallery lo prestó para una exposición al museo Fitzwilliam de Cambrige.

El meteorito cayó en una zona no poblada y fue visto por un niño que aviso a los vecinos del pueblo, cuando llegaron, comprobaron que la gran piedra había dejado un cráter de 5 m.

Casualmente se encontraba en la ciudad Maximiliano I, abuelo de nuestro emperador Carlos V, intentando ganar apoyos para su guerra contra los franceses, sabido es que en la antigüedad estos fenómenos astronómicos: cometas, asteroides, ... eran considerados como presagios de buenos o malos augurios según los intereses de los gobernantes, algo que Maximiliano aprovecho indicando que la gran bola de fuego era una señal del cielo para que la población se sumase a su causa contra los franceses, y además ordenó colocar la piedra en la iglesia de la ciudad para que de esta manera al ubicarla en un recinto sagrado quedasen neutralizadas sus posibles "cargas negativas".

Permaneció allí durante 300 años hasta que en la época de la Revolución Francesa fuera trasladada a un museo y de allí a su ubicación actual, el antiguo ayuntamiento de Ensisheim, en donde puede ser contemplada por el público en el interior de una vitrina.

Su peso era de unos 130 kl. aproximadamente, pero la piedra que se puede contemplar hoy en día ha disminuido algo su tamaño por las muestras extraídas para su estudio y por los "souvenirs" que tomaron el propio Maximiliano que se llevó 2 fragmentos y muchos años más tarde otro ilustre admirador de la roca, el escritor alemán Goethe que al igual que el emperador se llevo un pequeño fragmento.

El meteorito de Ensisheim es el más antiguo, comprobado científicamente, que se encuentra en Europa.

 

Ana Román Estela

(AGRUPACIÓN ASTRONÓMICA ARAGONESA)


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Zaragoza, Agrupación Astronómica Aragonesa