Esta mañana me he levantado con ganas de escuchar música elegida por mí, algo más tradicional de la que se escucha últimamente, y para ello he seleccionado de mi pequeña colección algunos temas de la cantante griega Nana Mouskouri, una de esas canciones, "De colores”, versión de otra que allá por los años 60-70 popularizó, con su personal estilo, la cantautora estadounidense Joan Báez, me ha inspirado el título de este pequeño artículo.
Su versos son toda una exaltación de la belleza, de esa belleza que nos rodea y que de forma tan gratuita se nos ha regalado, tal vez por eso nos cuesta tanto valorarla y defenderla en su justa medida.
Cuanta paz y serenidad nos brinda la naturaleza y cuanto disfrutamos de los paseos: por el parque, por el campo, por los bosques, que placer refrescarse, en estos días tan calurosos, en nuestros ríos, mares, escuchar el relajante sonido de las cascadas de agua, deberíamos respetarla y amarla más profundamente, es todo un privilegio poder disfrutar de ella.
La canción ensalza como he dicho ese don que nos brinda el medio natural y que es un regalo para nuestros sentidos, especialmente para la vista, nos recuerda los maravillosos colores de la Tierra y también del "arcoíris que vemos lucir”, y como para ver los colores de este último hay que levantar la vista al cielo, aficionada como soy a la astronomía, allí que me he trasladado porque cuando reina la oscuridad de la noche también hay otros puntitos que brillan y hacen las delicias de los aficionados a esta ciencia-pasión.
Así pues, hoy vamos a hablar de colores, porque las estrellas también lucen en el firmamento con distintos colores. Las hay blancas, blanco-azuladas, anaranjadas, azules...
La composición de las estrellas está formada por gases como el oxígeno y en su mayor parte por hidrógeno, entre otros. En ellas se producen reacciones termonucleares que generan la energía que se desprende en forma de luz. El brillo de las mismas dependerá de la energía que se va consumiendo y también de la distancia a la que se encuentran.
Las estrellas más calientes tienen una tonalidad blanca y las más frías, al contrario de lo podríamos creer emiten tonos anaranjados o rojos.
Existe una clasificación espectral de las estrellas, de la que ya hablé en el artículo sobre Annie Jump Cannon, que las clasificó por su temperatura con las letras OBAFGKM, desde la más cálidas, incluidas en la letra O, a las más frías que corresponden a la letra M.
Hoy vamos a mencionar sólo algunas de ellas y comenzaremos por una de mis favoritas, la estrella alfa de la constelación de Escorpión, una de las constelaciones por excelencia del cielo estival, Antares que así se denomina, es una estrella que distinguimos en el centro de la constelación por su tono rojizo. Se la conoce con este nombre, anterior o contraria a Ares que en griego hace referencia a Marte, con la que rivaliza en el color rojizo del planeta.
Otro de los astros en el que podemos distinguir a simple vista su color es "Arturo”, estrella Alfa de la constelación de Bootes, que localizamos al prolongar hacia abajo el final del medio arco que forman las estrellas de la Osa Mayor: Alioth, Mizar y Alkaid, en este caso disfrutaremos de su tonalidad anaranjada.
Cuando echamos un vistazo al cielo muchas de las estrellas que a simple vista nos parecen solitarias, si las observamos a través de un telescopio o con unos prismáticos comprobamos que en realidad se trata de una estrella binaria, la mayoría de las estrellas los son, aunque a veces podemos encontrar sistemas múltiples de tres ó cuatro que se van moviendo alrededor de su centro de masa y que se mantienen unidas gracias a la interacción gravitatoria.
Castor, una de las estrellas más brillantes de la constelación de Géminis, junto a su compañera Pólux es un ejemplo de binarias ópticas. En este caso estamos ante una estrella de color blanco. También en la constelación de la Osa Mayor tenemos otro ejemplo de estrella binaria, la mencionada anteriormente, Mizar que junto con su compañera Alcor forman una pareja estelar visible a "ojo desnudo”, como anécdota cuentan que en la antigüedad a los jefes de las partidas de caza se les seleccionaba entre otras cualidades a quienes eran capaces de ver esta separación a simple vista.
Estas estrellas a pesar de verlas muy próximas en realidad están separadas a grandes distancias es sólo por cuestión de perspectiva por lo que tenemos la impresión de verlas próximas.
Termino con Albireo, una de mi binarias preferidas, que se encuentra en la Constelación del Cisne, Deneb, estrella alfa de esta constelación, junto a Vega y Altair, estrellas alfa de las constelaciones de la Lira y del Águila respectivamente, dibujan en el firmamento el conocido triángulo de verano.
Si la estrella Deneb representa la cola del Cisne, la cabeza la conforma la estrella Albireo, otro ejemplo del colorido estelar, ya que en este caso se trata de una binaria que nos muestra su riqueza irisada en dos tonalidades, una de color anaranjado y otra azulado, una delicia para los observadores.
Estos ejemplos son sólo una pequeña muestra de la riqueza cromática que podemos encontrar unicamente levantado la vista hacia el cielo y que seguro nos despertará la curiosidad por conocer más sobre esta ciencia tan bella como adictiva que es la Astronomía.
"De colores, de colores se visten los campos en la primavera... de colores, de colores es el arcoiris que vemos lucir”
ANA ROMÁN ESTELA
(AGRUPACIÓN ASTRONÓMICA ARAGONESA)
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