La Astronomía en las novelas de Cervantes

El próximo día 22 de abril se conmemora el cuarto centenario de la muerte de Cervantes, por ese motivo son numerosos los homenajes que se le están rindiendo en todos los ámbitos culturales, también desde la Agrupación Astronómica Aragonesa nos unimos a ellos.

Miguel de Cervantes nació en 1547 en Alcalá de Henares y muere en Madrid en 1616, además de un reconocido escritor, su novela D. Quijote de la Mancha es la obra más traducida después de la Biblia, fue también un héroe de guerra como así lo demostró en la Batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571.

Hombre cultivado y aficionado a la lectura desde muy pequeño, tal y como él mismo se reconoce, fue un hombre interesado por la ciencia, a la que defiende y distingue de lo que hoy se conoce como pseudociencia.

La Astronomía es parte de esta ciencia que empieza a renovarse en la época de Cervantes, no olvidemos que nace en plena revolución científica, a caballo entre los siglos XVI y XVII y como hombre culto e inquieto que es, despierta su curiosidad. Fue contemporáneo de astrónomos de la talla de Giordano Bruno, Tycho Brahe, Johannes Kepler y Galileo Galilei.

Este conocimiento de las estrellas y de los movimientos de los astros sobre nuestras cabezas lo manifiesta en varias de sus obras, en este artículo hablaremos de tres de ellas: La Gitanilla publicada en 1613, Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, obra póstuma publicada en 1617 y su novela más universal "Don Quijote de la Mancha" publicada en dos partes, la primera en 1605 y la segunda en 1615.

En La Gitanilla encontramos en un poema dedicado a la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III una alegoría astronómica cuando relaciona a los pajes que acompañan el cortejo real como "pequeñuelos Ganimedes que cruzan, van, vuelven y tornan" como los planetas por "ese cinto tachonado" que sería la eclíptica, de "esa esfera milagrosa" refiriéndose a la esfera celeste con la que compara el cortejo real.

En los tiempos de Cervantes Astronomía y Astrología eran sinónimos, si bien se distinguía entre Astronomía Natural, lo que hoy conocemos sólo con el nombre de Astronomía y que estudiaba los movimientos de los astros y la Astrología Judiciaria que se dirigía más a las figuras del zodiaco, horóscopos y enfocaba el tema desde el punto de vista de la superstición. A ello se refiere en el capítulo 25 de la II parte del Quijote, en "La aventura del mono adivino", cuando distingue entre ambos tipos de astrología diciendo que la judiciaria "echa a perder con sus mentiras e ignorancias, la verdad maravillosa de la ciencia".

Una buena excusa para leer el Quijote sería ir descubriendo en cuantos de sus capítulos se refiere a la Astronomía, que no son pocos.

En el capítulo del "Barco Encantado" descubrimos su vinculación con tierras aragonesas cuando paseando con su fiel escudero por el río Ebro, echa de menos un astrolabio con el que tomar la altura del Polo y saber lo que falta para llegar a la línea equinocial, también menciona a Ptolomeo como el mayor cosmógrafo que se conoce, divertida es la interpretación que de ello hace Sancho al que D. Quijote llama a menudo prevaricador de las palabras.

En los trabajos de Persiles y Sigismunda vuelve a tratar el tema de la Astrología Judiciaria cuando en boca de Mauricio, padre de Transilia, dice que: ninguna ciencia en cuanto a ciencia engaña, el engaño está en quién no la sabe, principalmente la de la astrología.

Si su vida fue humilde, su obra lo inmortalizó y desde el pasado año gracias a la iniciativa del planetario de Pamplona y a la Sociedad Española de Astronomía apoyada por el Instituto Cervantes, D. Miguel de Cervantes Saavedra cuenta con una estrella en el firmamento que lleva su nombre.

Se presentó la candidatura al concurso NameExoWorlds y la IAU (Unión Astronómica Internacional), encargada de dar nombre a los nuevos astros que hizo público el 15 de diciembre de 2015 la denominación de las nuevas estrellas, entre las que estaba la candidatura de la estrella Cervantes. En la votación recibió 38.503 votos, un 69 % del total. Se encuentra en la constelación de Ara (el Altar) en el hemisferio Sur, por lo tanto desde territorio español sólo es visible desde Canarias.

Es una estrella tipo G5 muy similar a nuestro Sol y que tiene orbitando a su alrededor cuatro planetas que permanecen ocultos, a los que han bautizado como: Dulcinea, Sancho, Rocinante y Quijote, no podía ser de otra manera, tiene una temperatura de 6.000º aproximadamente, de vida, composición y tamaño similar al Sol del que se encuentra a una distancia aproximada de 50 años luz. De los cuatro, el único rocoso es Dulcinea, el resto tiene una composición gaseosa.

El período orbital de cada planeta varía según su proximidad a la estrella.

Dulcinea: Tamaño 10 veces el de la Tierra, por su cercanía a la estrella su "año" dura 9,6 días. Rocinante: 160 veces mayor que la Tierra, año dura 310,5 días.

Quijote: Tiene 540 veces más masa que la Tierra y el año es de 643,3 días.

Sancho: Es el más alejado, se encuentra en los confines de ese Sistema Solar con una masa 2 veces la de Júpiter y 570 veces más grande que la Tierra. Su año dura el equivalente a 11,5 años terrestres.

Si William Shakespeare da nombre a un pequeño asteroide, el nombre de Cervantes brilla ahora en el firmamento como la estrella de las letras españolas que fue y sigue siendo.

 

Ana Román Estela

(AGRUPACIÓN ASTRONÓMICA ARAGONESA)


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Zaragoza, Agrupación Astronómica Aragonesa